Conducta Prosocial y Altruismo

5 de noviembre de 2019
Conducta Prosocial y Altruismo

Puede diferenciarse de otros comportamientos porque es una respuesta basada en la observación e interpretación de las necesidades de otro individuo. Las personas se comprometen en actos prosociales si creen que podrán manejar sus emociones y ser capaces de aliviar las necesidades del otro. Los actos orientados a los otros parecen ser una parte esencial y única de la vida social humana.

La tendencia a cooperar incluso con individuos no emparentados, es decir el logro de conexiones sociales flexibles, fue una de las claves para la supervivencia y la hegemonía del Homo Sapiens sobre otros Homos. Para algunos autores existiría incluso una predisposición genética que facilita este tipo de conductas.

El concepto predecesor de la conducta prosocial es el altruismo. Los defensores de la existencia del altruismo sostienen que simplemente porque se deriven beneficios de ayudar a otro, esto no prueba que dichos beneficios son el objetivo final. Estos beneficios pueden ser consecuenciasno deseadas de alcanzar el objetivo final de beneficiar a la otra persona. Entonces, desde esta concepción lo que determina que una acción sea considerada altruista no es si se derivan o no beneficios de ella, sino cuál era su motivación inicial.

Por lo tanto, el altruismo es un concepto motivacional, siendo su meta aumentar el bienestar de otra persona. Contrariamente el egoísmo es la motivación cuyo fin es acrecentar el propio bienestar. Se han propuesto como motivaciones también al colectivismo y la motivación moral. El colectivismo supone la intención de beneficiar a un grupo particular en su conjunto. En este sentido, las investigaciones revelan un fuerte sesgo de favoritismo hacia miembros del propio grupo, en contraposición a miembros de otros grupos. Es así que percibir a otro como miembro de un grupo común incrementa la cantidad de acciones de ayuda.

La motivación moral, se orienta al sostenimiento de un principio moral universal e imparcial, como por ejemplo la Justicia o la Libertad. Estas diferentes motivaciones pueden entrar en conflicto. Los efectos benéficos de la conducta prosocial o del altruismo no son sólo para quien lo recibe sino también para quien actúa y, aún más, para la sociedad entera.

En este sentido, la gratitud y el reconocimiento derivados de realizar conductas solidarias y de cuidado a otros, contribuyen a desarrollar sentimientos positivos acerca del sí mismo, a la aceptación por parte de los otros y el apoyo por parte de esos otros cuando se lo necesita.

por Sofia Auné Dra. en Psicología y Ex alumna M.N. 50805 mail: sofiaaune177@hotmail.com

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